miércoles, 2 de abril de 2014

Ya eres vegetariano




 

  Lo mismo soy un tostón, pero es que veo señales

 En las últimas semanas, no me preguntéis por qué, ha proliferado en mi muro compartido (últimas noticias) de Facebook un número inusual de publicaciones contra el maltrato animal. Por otro lado, llevamos unos cuantos años sin parar de expresar en las redes sociales el amor que sentimos por nuestras mascotas. Desde las impúdicas denuncias del horror: fotografías de prácticas aberrantes  donde una  representación descarnada de la crueldad te obliga a retorcer el cuello asqueado mientras te preguntas sobre lo idóneo de mantener en tu lista de amigos a semejantes hardcoretas (ese exceso de morbosidad), hasta juegos en cadena consistentes en colgar fotos de animales de aspecto gracioso, pasando por emotivos vídeos en los que perros abandonados y enfermos son recogidos y milagrosamente curados por veterinarios supermajos, fotos de animales que se parecen a personas famosas, fotos de animales en vías de extinción, fotos del perro de papá en todas las posturas posibles y de gatos filtrados de Instagram. No se puede negar que la presencia de imágenes de animales en nuestras pantallas es profusa. Estados donde se condena con tono beligerante actividades tan reprobables como la caza furtiva de elefantes (lejos) o la tauromaquia (cerca), se lamenta la extinción definitiva del rinoceronte negro (tres años después) o se celebra con efusión la prohibición del Tribunal de la Haya de cazar ballenas en La Antártida (hace dos días). De toda esta avalancha audiovisual de buenas intenciones para con los animales y compadreo estético entre especies se podría deducir que existe una mayor sensibilidad, al menos por la parte que le toca a mis allegados virtuales -los trescientos o por ahí que detento- por los problemas relacionados con el trato que mantenemos con esos seres sintientes que no forman parte de nuestra especie, aunque la mayoría, que yo sepa, sigue comiendo, y comprando, carne procente de granjas industriales.

Ya lo escribió hace cuarenta años (¡cuarenta!) Peter Singer, en ese mustaco titulado Liberación Animal:

"Protestar por las corridas de toros en España, porque coman perros en Corea del Sur o por la matanza de crías de focas en Canadá, a la vez que seguimos comiendo huevos de gallinas que han pasado toda su vida hacinadas en jaulas o terneros a los que se ha privado de sus madres, de una alimentación adecuada y de libertad para tumbarse con las patas estiradas, se parece a denunciar el aparheid en Sudáfrica mientras pedimos a nuestros vecinos que no vendan sus casas a personas negras."

Decía el filósofo Peter Sloterdijk en otro contexto que los europeos piensan como vegetarianos pero viven como carnívoros.

Se lo comentaba el otro día a un colega:

"Illo, si tú ya eres vegetariano, lo único que te falta es dejar de comer carne."

Fotografía de Mamen Fuertes